NEUROCIENCIA, EMPRESA Y MARKETING por Dra. Lucía Sutil

miércoles, 5 de marzo de 2014

DIME CÓMO FUE TU INFANCIA Y TE DIRÉ QUÉ TIPO DE NEUROLIDER ERES....

Puede resultar asombroso descubrir hasta qué punto puede influir una tierna infancia en una óptima y coherente gestión empresarial. Un buen líder debería revisar su pasado y plantearse qué tipo de relación tuvo con la figura de apego infantil que hoy marca su presente. Este hecho, aparentemente trivial, es crucial para definir a un buen, o no tan buen, líder.

¿Cómo podemos definir el apego? Es el vínculo afectuoso entre el bebé y su protector; existe un apego seguro, el ideal y más sano, en el que ambas partes viven una relación cálida y afectuosa. Sin embargo, al igual que ocurre en las organizaciones, lo idílico no es siempre lo habitual. Para demostrarlo, basta con reconocer otros dos tipos de apego: el ansioso-ambivalente, caracterizado por la injusticia y la inconsistencia, y el evitativo, que genera distanciamiento, hostilidad y frialdad.



Si extrapolamos este apego pueril al ámbito profesional, comprobaremos que sólo un líder con apego seguro podrá gestionar con éxito una empresa. ¿Cómo creer en una persona distante que no transmite seguridad a sus empleados? ¿Cómo depender de un líder con apego ansioso-ambivalente que no confía en los demás y busca su propio beneficio?  Dependiendo de cómo haya definido el lazo inicial con su cuidador, un líder desarrollará una determinada predisposición a la hora de tomar buenas o malas decisiones.
¿En qué lado queremos estar? 

Fabiola García

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