En el nuevo paradigma,
se pone en evidencia que el protagonismo ya no está fuera del ser humano sino
en el interior de éste, pero sin olvidar, claro está, la interacción con el
exterior. La persona, para adaptarse a esta nueva realidad, tiene que poner su
identidad en un nuevo ser; caracterizado por una toma de conciencia plena a
partir de un desarrollo sistemático, continuo y armónico entre el pensar,
sentir y experimentar. Es decir, la toma de conciencia en sus cuatro
dimensiones: racional, emocional-sensorial, intuitiva y experimental. El directivo
del siglo XXI plasma su nueva identidad personal en la implementación de una
nueva identidad corporativa: neuromanager.
En esta nueva visión de
la empresa como ser vivo, siendo el protagonista el neuromanager, el “manager
consciente” tiene que enfrentarse a nuevos retos y adquirir nuevas herramientas
para gestionar el éxito adecuadamente.
De la misma manera que
las nuevas competencias del neuromanager se encuentran dentro de sí mismo, y no
fuera; en el ser y no en el hacer; con las nuevas herramientas sucede lo mismo.
Para poder conectar con el propio ser y actuar exitosamente en el mundo
personal y profesional tenemos que conocer las siguientes herramientas basadas
en nuestro órgano estrella: el cerebro. Con él se convierte el conocimiento de
los procesos cerebrales en potentes herramientas internas, fundamentales para
tener éxito en la gestión y dirección empresarial.
Las circunstancias que
acontecen en nuestra vida no las podemos controlar pero, lo que si podemos
hacer, es ser dueños de lo que hacemos con ellas, cómo les damos la capacidad
de influir en nuestra vida cotidiana.
Un directivo
diariamente está sometido a infinidad de circunstancias estresantes, presiones,
etc. Es decir, se encuentra con situaciones que le desbordan y es difícil
mantener la calma, tomar las decisiones adecuadas con ecuanimidad y salirse del
entorno en el que se creó el problema. Como dice Einstein “los problemas no se
pueden solucionar desde el mismo lugar que se crearon”.
Para poder tomar
perspectiva del problema, para alejarse de la situación y, en definitiva, para
que la mente no divague entre lo que sucedió o lo que va a suceder; de lo que
hemos hecho o lo que teníamos que haber hecho; para enfrentar las
circunstancias o problemas que suceden; se propone el proceso de atención plena
como herramienta interna que puede usar el neuromanager para parar la mente,
tomar distancia de la situación adversa y ubicarse en el problema desde una
perspectiva más holística y creativa.
¿Cómo tienes tu mente?. |
Un estudio realizado en
Harward por los científicos Killingsworth y Gilbert en 2010 señalan que “la
deambulación o divagación de la mente es un excelente indicador que predice la
felicidad de las personas”. Según los resultados de su investigación, “a más
divagación más infelicidad”. La mayoría de las personas emplean hasta el 46% de
su tiempo de vigilia en pensamientos que nada tienen que ver con lo que están
haciendo en esos momentos”.
La atención plena se
puede entender como una herramienta interna que permite conocer cómo funciona
la mente. Para ello, involucra, principalmente, dos procesos cognitivos:
atención sostenida y control cognitivo. Procesos básicos para inducir al
cambio, ya que ayudan al combate que mantienen las fuerzas internas contra las
externas que tratan de impedir dicho cambio.
Las aplicaciones que se
pueden hacer de esta herramienta interna en el mundo empresarial son muy
variadas: la potenciación de los procesos creativos, disminución del estrés
laboral, ansiedad, incremento de la motivación, y a producir cambios
conductuales como estilo de dirección, liderazgo, etc.; así como mejora notable
en las relaciones interpersonales inter e intra equipos, y conexión social.
Lo que proponemos es que practiques un sólo minuto al día y experimentes cómo se puede sentir tu mente y tú mismo. Para ello dedica unos cinco minutos para observar este vídeo y luego 1 minuto cada día del resto de tus días......