Las dinámicas que se producen en el
actual orden social vienen protagonizadas por las TIC, las cuales generan
nuevos procesos comunicativos y una aceleración del cambio. Esto obliga tanto a
las organizaciones empresariales como al resto de los agentes de la sociedad, a
desarrollar nuevas habilidades con el fin de adaptarse y acceder a una toma de
decisiones eficaz.
Para ello hay que conocer el
comportamiento del orden social en sí y actuar en consecuencia. En este
sentido, tanto las grandes empresas y multinacionales como las PYMEs, han de
actuar bajo la lógica de mercado. Es decir, si se puede hablar de un núcleo
estratégico globalizado de las economías de los Estados, hay que hablar de un
núcleo estratégico globalizado y especializado de cada organización
empresarial. Así, ésta ha de especializarse en una función productiva y conectarse con el resto de empresas
necesarias para completar su actividad de cara al producto/servicio final.
Tal especialización y conexión tiene
que ir emparejada con el fomento de las habilidades y de la
multidisciplinariedad de los empleados, los cuales han de participar en la toma
de decisiones del conjunto de la empresa para comprometerse con ella y aprender
a trabajar en equipo.
En resumen las organizaciones y sus
integrantes, tienen la necesidad de ser capacidad de cambio para poder
responder con la mayor eficacia en cada momento en un entorno en constante
metamorfosis. Por ello, el neuromanager ha
de trabajar con ellos motivándoles y enriqueciendo su conocimiento sobre el
entorno y sobre sí mismos. Sólo si se conoce la naturaleza humana (sus procesos
cerebrales), se sabrá por qué se actúa como se actúa y así se podrá controlar
la conducta del equipo para que este ofrezca lo mejor de sí en cada momento,
sabiendo que ellos mismos cuentan con las herramientas necesarias para fluir de
la mejor manera en red y con el cambio.
Moisés Alonso
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