Neuroeconomía: una
solución a las limitaciones de la economía clásica
¿Utilizamos solo la razón cuando decidimos comprar algún artículo o invertir en algún producto financiero? ¿Cuánto Influyen las emociones en nuestras decisiones económicas? ¿Cuántas veces hemos ido a comprar una prenda que necesitábamos a una tienda y hemos vuelto con cuatro o cinco que no preveíamos comprar?
Muchos factores que influyen en las
decisiones económicas de las personas y que muestran un comportamiento
impredecible eran, hasta hace poco, ignoradas a la hora de analizar tales
procesos de toma de decisión. Ahora, la neuroeconomía se centra en su estudio.
El ser humano no solo actúa racionalmente
ante decisiones monetarias. Lo que aprendimos de la economía clásica se entiende
hoy mejor gracias a los descubrimientos realizados por la neuroeconomía, ciencia
que estudia el proceso de elección de las personas en contextos económicos
a través de experimentos
controlados que incluyen elementos como la intuición, la influencia del entorno
o la experiencia previa.
Esta ciencia muestra una
esperanza hacia el futuro, pues se espera que ayude a corregir la teoría
económica y ayude a entender conceptos económicos como la ilusión monetaria o
las ideas estratégicas en teoría de juegos. El reto para los próximos años será
conseguir experimentos fiables en contextos de la vida real.
Al final regresamos todos a Madrid contentos y.............
... no es lo mismo pensar que las emociones nos influyen que tomar conciencia y
observar qué es lo que sucede con nuestro cerebro.....
DA QUE PENSAR ...........
Raúl Vaquerizo Luna
¡Estoy de acuerdo contigo! Al hablar de economía resulta inevitable que afloren en nuestra mente conceptos de marcado carácter lógico y racional. La oferta y la demanda han monopolizado, durante mucho tiempo, las teorías económicas; pero hoy no tiene sentido guiarse sólo por leyes mecanicistas. ¿Acaso no toma el ser humano sus propias decisiones de forma autónoma?
ResponderEliminarLa neuroeconomía trasciende los límites de la economía clásica y añade algo más: nuestro cerebro. En economía no todo son medidas, reglas o cantidades, también hay que tener en cuenta aquellos valores y emociones que condicionan nuestras decisiones económicas (como decías, ir a comprar una camiseta y...¡volver con cinco!) y que pueden ser medidos gracias al avance en el desarrollo de las técnicas neurocientíficas.
Es una suerte que ya existan laboratorios de neuroeconomía que permiten comprobar el grado personal de aversión al riesgo partiendo de emociones faciales. Y no, esto no es ciencia ficción, nosotros ya lo hemos experimentado. El cerebro comprende perfectamente la economía pero… ¿estamos dispuestos a escuchar sus lecciones?