McCabe y sus colaboradores, se plantearon “el
juego de la confianza”, basándose en el
supuesto que “la cooperación entre las personas requiere la habilidad para
adivinar uno, lo que el otro está esperando y tomar decisiones que permitan
incrementar las ganancias mutuamente. A pesar, de que este juego se realizo en
bastantes ocasiones, lo novedoso que planteó McCabe fue que después de cada
transación se midieron los niveles de oxitocina en sangre.
El
experimento se realizó de la siguiente manera:
A los
participantes se les dividió en dos grupos, A y B. Ninguno de ellos se conocía,
y además, durante el experimento no podían comunicarse ni verse entre sí. Por
su participación en el experimento se les entregaban 10$ con lo que empezaba el
juego. Posteriormente, cada uno decidía si quería compartir el dinero entregado
con su pareja, después de escuchar las reglas del juego, que eran las
siguientes:
1.
En la pareja, el sujeto A puede donar al sujeto B una parte de los 10$
recibidos, toda la cantidad o nada.
2.
En caso de donar una cantidad, esta se triplica y se abona en la
cuenta del otro sujeto.
3.
Como cada uno de los sujetos (A y B) empieza con 10$, si el sujeto A
donara 5 $, el sujeto B recibiría 25 ( 5*3 =15 +10= 25).
4.
El sujeto B puede elegir entre devolver una proporción del total o
nada al sujeto A sin que este dinero se triplique.
5.
Después de la elección se toman muestras de sangre para medir los
niveles de oxitocina.
Los resultados señalan que el
85% de los sujetos A daban algo de dinero a sus parejas. Entre los sujetos B
que recibían dinero, un 98% devolvió parte a los sujetos A correspondientes. Cuando
se les preguntaba si su compañero era digno de confianza o no, y por qué. Ningún participante supo explicar porqué.
En los sujetos B se producía
oxitocina cuando recibían dinero y así vivenciaban confianza de personas
extrañas. A mayor cantidad de dinero recibida, mayores niveles de oxitocina se
liberaban. Como consecuencia, los sujetos B que más oxitocina se encontró en su
sangre, más dinero devolvían a los sujetos A.
Se puede concluir que la oxitocina
disminuye nuestra ansiedad natural al tratar con extraños y aumenta nuestra
confianza en ellos.
Os invito a la siguiente
reflexión: ¿podría ser la oxitocina utilizada como ambientador por
comerciantes, directivos, etc. para aumentar, artificialmente, la confianza de
los inversores, empleados?
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