Actualmente
nos encontramos en la era del cambio, donde éstos son los protagonistas
cotidianos de nuestra sociedad. Todos hemos sufrido las dificultades que tenemos
para realizarlos, por lo que es importante conocer los mecanismos cerebrales
que se ponen en marcha en ellos, las resistencias que aparecen ante la simple
idea de cambiar, la dificultad que manifestamos ante el abandono de la zona de
comodidad, aún, cuando nos encaminemos a la propia construcción de futuro.
Uno de
los hallazgos de gran importancia para el neuromanagement tiene que ver con las
investigaciones relacionadas con el papel que juega el funcionamiento de los
ganglios basales y el funcionamiento de la memoria en los cambios.
Hoy en
día se sabe que una gran dificultad para cambiar está relacionada con la memoria
de trabajo, ya que el pensamiento tiende a comparar la información nueva con la
antigua que ya tenemos en el cerebro.
En
efecto, por ejemplo, cuando en una junta de accionistas se presenta un nuevo
proyecto de inversión, los socios tienden a efectuar contrastaciones; sus
cerebros estudian la nueva información para compararla con la que ya tenían. En
este proceso lo que sucede es que se activa la corteza prefrontal, que se
caracteriza por una alta intensidad de energía. A su vez, se activan los
ganglios basales, responsables de priorizar con la opciones que nos encaminaron
hacia el éxito en el pasado, en lugar de explorar nuevas alternativas. Esta
forma de actuación es una manera de ahorrar energía que tiene el organismo y
explica el porqué tendemos a mantenernos en la zona de confort, repitiendo
viejos patrones que ya nos surtieron buenos resultados anteriormente.
La
resistencia al cambio explicada desde las neurociencias nos muestra cómo ante
la exposición de un nuevo estímulo en la corteza órbito frontal, aparece una
gran actividad de consumo de energía. Como ésta a su vez está conectada con el
circuito del miedo, ubicado en el sistema límbico, el vislumbrar un cambio
importante activa la región prefrontal que es lo que provoca que nos sintamos
cansados o agresivos. No obstante, teniendo en cuenta la neuroplasticidad del
cerebro, es decir, su facilidad para crear nuevas conexiones neuronales,
podemos adaptarnos a los cambios. Cuando nos vemos en la tesitura de tener
nuevas responsabilidades por un ascenso en el puesto de trabajo, al principio
nos cuesta mucho desempeñar nuestras obligaciones, pero poco a poco nos
adaptamos hasta sentirnos satisfechos con lo que hacemos.
Concordando absolutamente con la Dra. Sutil, discrepo sutilmente. Cuando se dice época de cambios, no hacemos mayor diferencia con lo que ha pasado SUTILmente desde la puesta en escena del homo sapines. Me temo que estamos ante un CAMBIO DE EPOCA que irá preparando el camino del NEURO-SAPIENS.
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